lunes, 21 de abril de 2014

¿PELUCA O PAÑUELO? Y PASCUA

Esta es una extraña pregunta a la que nos enfrentamos todas con nuestra melena todavía ondeando al viento. Intentamos imaginarnos sin un solo pelo en la cabeza y, entonces, debemos imaginarnos de nuevo con pelo (aunque no propio) o con un bonito pañuelo en la cabeza.Antes de comprarme la peluca, mi respuesta era: pañuelo. Después de la compra, me sentía aliviada por tener una vía de escape que me permitía sentirme cómoda.

Pero a quien le digan que el pelo no duele al caerse, es que no se le ha caído el pelo con la quimio. ¡Sí duele! Vale, no es un dolor terrible, pero está ahí. Es un dolor constante y molesto en las raíces del pelo que se agrava en cuanto la almohada o la misma peluca tocan el cuero cabelludo.

Por eso, el pañuelo, por momentos, resulta bastante cómodo. Más que la peluca, a la que estás deseando dejar en el cuarto de baño, a oscuras y castigada.Pero llevar pañuelo durante días, sin utilizar la peluca, te convierte en la viva imagen de la enfermedad: cualquiera que te mire sabrá que estás enferma; y, qué pena... con un niño de un añito.

El pañuelo te obliga a rendirte a la verdad de una forma menos íntima, más expuesta. Y te puedeprovocar  momentos maravillosos, como aquel en el que se me acercó una compañera amazona, ya mayor, y me dijo: "Tranquila, esto se supera. Te lo digo yo, que mis padres tienen 90 años."; pero también sabes que los demás saben que estás enferma. Y esto te hace pensar y repensar en ti, en la enfermedad que no sientes, pero que está ahí, indiscreta y pesada.

Volví a la peluca, aprovechando que ya no me dolía en absoluto la cabeza; me hice coleta, me compré un sombrero precioso para el sol y esta extraña primavera que nos está regalando el sol este año (o estaba, ya no sé). Me sentía cómoda y L. la mar de encantado de poder tirarme del pelo en los momentos de berrinche.

Pero llegó la Pascua y ya se sabe que Jesús resucita de forma diferente para cada uno. Para mí este año ha sido un despertar suave y casi silencioso, como el brotar de una minúscula plantita a la que todavía hay que darle tiempo. En mi Pascua, este resurgir se vive en Comunidad y a corazón abierto; así que a todos les conté mi historia. Con mucha emoción al principio, por saber que cada año nos quedamos así, expuestos y apoyados unos en otros; como una familia que va viviendo y al llegar este momento del año se reúne y se cuenta las penas y las alegrías al fuego cálido de la fe.

Así que, a todo esto y volviendo al tema, mi peluca se quedó en el cuarto, colgada de una litera y con los mechones cansados de tanto paseo. Porque era momento de colores, todos los de mi pañuelo; que había resucitado Jesús y no había motivos que compadecer. Solo abrazos y sonrisas. ¡Y lo guapa que estoy yo con mi pañuelo!

PD: No creáis que mi peluca estará castigada para siempre; ya la he peinado y os prometo que la llevaré a lavar cuando toque. Pero no es la protagonista, aunque sea magnífica... porque la protagonista soy yo.

8 comentarios:

  1. Eres genial, me tienes impresionada con tu blog y de como cuentas tu historia. Lo que hablamos el otro día me ha servido como ejemplo como mujer, como mama y como medico. De verdad que tu experiencia me hace desear poder ayudar más si cabe a mis pacientes, eres una tía muy valiente y como me gusta decir a mi " con un par de cojones", se puede decir más fino pero no más claro. Tienes una familia estupenda y ya sabes que aunque sea lejos estamos para lo que quieras, de corazón. Un besazo. Puedo recomendarte en mi blog y mi Facebook. Quiero que mis pacientes y mis amigos conozcan tu historia pero si me das permiso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Mil gracias guapa! Ya he podido responderte aquí... cuento contigo, no tengas duda de que te llamaré si necesito algo, estamos conectadas. Un beso muy fuerte...

      Eliminar
  2. Peluca, pañuelo?? y que mas dá, si la belleza está en tu cara, en tus ojos, en esa felicidad que te rodea como un buen aura. Que te ven "enferma" con pañuelo? o quizá lo que ven es a una chiquilla preciosa con un bichito rubiales corriendo de una punta a otra. Paloma, creo que el envoltorio no hace el regalo ni mas valioso ni mas bonito, lo que yo he podido ver, y vemos todos, es esa paz que irradias, esa fiereza contra una enfermedad a la que ya tienes la guerra practicamente ganada. Igual que tomas en brazos a tu L. cuando te lo pide el o tus ganas, haz lo mismo con el resto... "a demanda de tu antojo", tu mandas y hasta ahora, Vive Dios!! que lo estás bordando, campeona!! Te quiero un monton!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajaja... ¡¡a demanda, entonces!! Muchos besos... ¡yo también te quiero!

      Eliminar
  3. Hola Paloma, he hablado con tu marido esta mañana y, ahora que mi mujer está pasando un proceso también complicado, me ha comentado lo de tu blog.

    La verdad es que lo que he leído me ha encantado y me alegro de que estés dando un testimonio tan bonito de algo tan difícil.

    Espero que muy pronto superes (superéis) este difícil trance y tan sólo quede estas bonitas líneas que estás escribiendo para el apoyo y esperanza de muchos.

    Besos para ti y tu hijo y un abrazo a tu marido,
    Pablo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Pablo...
      Te mando toda mi fuerza y mis esperanzas. Te prometo que rezaré mucho por vosotros. Espero que pronto os dejen ya centraros en vencer lo que haya que vencer... y pelear con toda la paciencia que tengáis a mano. Aquí seguiré, para cuando os falten fuerzas.
      Muchos besos, espero que nos podamos conocer pronto en persona.
      Paloma

      Eliminar
  4. Al verte pensé: "Mira se ha puesto guapa para esta noche"
    No te hice foto pero estabas radiante
    Un beso. José
    (seguiré leyendo tu blog)

    ResponderEliminar
  5. Jajaja.... ¡Desde luego! ¡Me puse de picos largos!
    Me han encantado tus fotos de la Pascua... Sencillas y directas, algunas son una maravilla.

    Muchos besos

    ResponderEliminar