martes, 1 de abril de 2014

CÓMO ME CONVERTÍ EN UNA MAMÁ AMAZONA: LA CICATRIZ

Hay ocasiones en las que no es necesario quitar el pecho, tan solo una parte; otras en las que en la misma operación, pueden reconstruirte. Pero no fue mi caso. Por la situación del tumor y la afectación del ganglio centinela, tuvieron que quitarme el pecho entero y no pudieron reconstruirme.

Tengo 31 años y para mí el pecho era una parte bien bonita de mi cuerpo. ¡Estaba orgullosa! Pero en cuanto supe que ya no estaría ahí le di las gracias por los servicios prestados (¡mi hijo se había alimentado y había crecido gracias a él!), le escribí una poesía de despedida y mi marido y yo le hicimos una última fiesta. El 26 de diciembre ya no estaba ahí y mi cuerpo había cambiado para siempre.

Pero contarlo ahora es más trascendental de lo que realmente ha sido. En el hospital, la primera vez que me vi la cicatriz se me ocurrió que era más pequeña y recatada de lo que me esperaba. Al ver mi perfil, solo podía pensar que hubo una vez que yo era así, planita; cuando era una niña. ¿Cómo podía no querer a la niña que había sido entonces y que volvía a ser ahora?

Desde el primer momento quise a mi cicatriz y a la niña que volvía a ser. Solo cuando estoy con mi marido siento vergüenza por no estar completa. Pero sé que a él no le afecta, porque por encima de todo me quiere, tal y como soy hoy. Y yo... he aprendido a olvidarme del pecho que falta y centrarme en el que tengo, para mimarlo a él también.

Dentro de un tiempo, cuando haya acabado el tratamiento, será el momento de recuperar lo perdido y realizar una reconstrucción. Pero esta es una enfermedad del paso a paso, se me hace un mundo pensar en ese momento. Un mundo sobre el que todavía no camino, no me hago ilusiones, aunque sé que está ahí, que ese paso existe; pero después de todo. Mientras tanto, ya os digo, quiero a mi cicatriz porque es parte de mí, parte de mi salud y de mi curación.

Para todas aquellas que os podáis enfrentar a todo esto, quizás os parezca terrible, quizás lo llaméis amputación. Yo pienso en el mito de las amazonas: ellas se cortaban el pecho para ser más ágiles con el arco. Yo me he despedido de él para ser más fuerte.

4 comentarios:

  1. Paloma, eres mi héroe! menuda lección de vida

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  2. Ains... me subes los colores, Aran... ¡Ganas de verte! Un beso enorme.

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  3. guapaaa! eres un ejemplo, feliz de ser tu amigo y poder vivir momentos contigo. un besote!!

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    1. ¡Mil gracias, Edu! ¡Nos vemos pronto, que ya es tiempo!

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